jueves, 19 de noviembre de 2009

Ecologistas piden leyes antirepresas

Grupos ecologistas de Corrientes, Misiones, Entre Ríos y Brasil que se reunieron en Santo Tomé para rechazar la construcción de la represa Garabí hicieron un llamado a las provincias a que imiten a Entre Ríos, que sancionó una ley “antirrepresas”.





La reunión fue el viernes último, y fue el mayor encuentro ecológico del Nordeste argentino (NEA), pues se dieron cita agrupaciones ambientalistas de Corrientes, Misiones, Entre Ríos y Brasil, para manifestarse en contra de la construcción de Garabí y de cualquier otra represa.

Conformaron la Unión de Asambleas Ambientales por la Libertad de los Ríos, que es presidida por el ambientalista goyano Eduardo Basso del Pont y adelantaron que la próxima reunión será en Posadas, Misiones, el 7 de diciembre, donde brindarán una conferencia en la Universidad de Humanidades.

Luego de las distintas presentaciones y ponencias de los representantes de las agrupaciones, donde expusieron su rechazo a la construcción de Garabí y de cualquier represa, se recordó que por ejemplo con la unión del esfuerzo y el trabajo de los ambientalistas entrerrianos se sancionó la Ley Antirrepresas y quedó el “No a las Represas” en la misma Constitución de esa provincia.

Por eso, resolvieron que la próxima reunión de las asambleas se lleve a cabo el lunes 7 de diciembre en Posadas, con una conferencia en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades de la Universidad, a los fines de dar un amplio respaldo al tratamiento en el Congreso de Misiones del proyecto de Ley Antirrepresas en esa provincia.

Entre otros temas expuestos y tratados, se mencionó que "mientras en todo el mundo se desarman las represas, estando en la actualidad 525 en este momento en ese proceso y que se rompieron alrededor de 400 represas en Brasil en solo un año, aquí los que se benefician con su construcción quieren impulsarlas".

Por su parte, los representantes de Puerto de Azara y de la Iglesia Evangélica, informaron que están reuniendo "miles de firmas para oponerse a la construcción de Garabí", y que además ellos llevan adelante "una lucha con toda la comunidad para no dejar sus tierras y su modo de vida, que se vería afectada si la misma se construyera".

En tanto, el ingeniero Roberto Ros de la Asociación Energía sin Represas, brindó un completo informe de "las consecuencias para el ecosistema de Yacyretá, que la represa está sobre una falla geológica, lo que quedó demostrado con el sismo de la semana pasada".

"No es casualidad que el único sismógrafo de la provincia esté ubicado en Ituzaingó, y que en la ciudad de Encarnación las asociaciones de afectados por Yacyretá resolvieron llevar a la Corte Internacional de Roma, un reclamo por genocidio contra Yacyretá", dijo. (Momarandu).

http://www.misionesonline.net/paginas/detalle2.php?db=noticias2007&id=146193

martes, 3 de noviembre de 2009

Rotundo rechazo de Azara al proyecto Garabí


En una asamblea popular y abierta y de carácter provincial que se desarrolló el sábado en la plaza San Martín de la localidad de Azara, los pobladores de esa comuna y municipios aledaños manifestaron su total desacuerdo con la construcción de la represa Garabí, según señaló a Radio A, Rafael Yendrica referente de la asamblea.

“La consigna fue clarita y contundente: no a Garabí, no a las represas, no a las medias represas y sí a la vida”, enfatizó Yendrica.

Agregó que “ya el 96 el 99% de la población se levantó diciendo no a Corpus y hoy se sigue manteniendo esa postura muy firme. No queremos represas, no queremos que nos destruyan el medioambiente, no queremos que nos desarraiguen y un claro ejemplo de lo no queremos es lo que se está viviendo con Yacyretá”.

Asimismo, sostuvo que en anteriores reuniones se plantearon distintas alternativas “como el vertedero de Añacuá donde se podría anexar algunas turbinas y se estaría cubriendo lo que se pretende hacer en Garabí”, observó.
http://www.infodia.com.ar/infodia2/leer.php?id_texto=40899&id_rubro=4

lunes, 2 de noviembre de 2009

Garabi: de espaldas al pueblo

La Megarepresa de Garabi (y detrás de ella la de Roncador) se pretende construir ocultándole a la población información sobre las graves consecuencias de estas mega obras, tergiversando informaciones para evitar la oposición a las mismas y desvirtuando los verdaderos motivos de este desastre para la región.

Los proyectos de construcción de represas y reservorios de aguas, usualmente, se planifican para uno o más de los siguientes propósitos: energía hidroeléctrica, riego, agua potable e industrial y control de inundaciones.

Todas las represas generan, indefectiblemente, un lago artificial o embalse aguas arriba de su construcción. Este es el principal impacto ambiental que producen, ya que se inundan en forma permanente amplias extensiones de tierras altas y las turbulentas y someras aguas de un río son remplazadas por un tranquilo y profundo lago. La fauna terrestre es desplazada a áreas aledañas al embalse, que no siempre son adecuadas para su supervivencia, y debe competir con las poblaciones ya existentes en ellas (aves, mamíferos grandes y medianos, reptiles grandes, algunos insectos voladores), o muere ahogada durante la inundación (mamíferos y reptiles pequeños, anfibios, la mayoría de los insectos, arañas, caracoles, lombrices, etc.). Las praderas y bosques cubiertos por las aguas muere indefectiblemente y su lenta descomposición condiciona la calidad de las aguas embalsadas.

Dos embalses. En las costas del Río Uruguay se afectarían 32.000 hectáreas por Garabí.

Actualmente, regular el caudal de un río o disponer de agua para riego es un motivo secundario, el objetivo principal que define el diseño, construcción y operación de la mayoría de las represas es la generación de energía eléctrica. Esta se produce a partir de la energía potencial dada por la diferencia en el nivel del agua de un lado y otro de la represa. Estas construcciones son, en algunos casos, monumentales obras de ingeniería y se han realizado en algunos de los ríos más caudalosos del planeta: Itaipú y Yacyretá en el río Paraná, Salto Grande en el río Uruguay, Assuán en el río Nilo, etc.

La construcción de mega represas (altura de cortina de más de 15m ó más de 3 millones de m3) requiere la inundación de grandes extensiones de tierra y otras obras que generan cambios hidrográficos considerables y la intervención, incluso destrucción, de ecosistemas estratégicos. Además, las aguas abajo del embalse se contaminan por los vertimientos, causando impactos adicionales en los ecosistemas y a las comunidades. Los grandes embalses también emiten importantes cantidades de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. (Visite la página de la Red Internacional de Ríos (International Rivers Network, IRN) para mayor información sobre los impactos de las mega represas.)

Toda propuesta debe ser sometida a un científico estudio de sus impactos, sociales, ambientales y culturales, y consultar a la población afectada, permitiéndole así ejercer su soberanía popular a la hora de decidir sobre la conveniencia o no de este tipo de mega obras. A la vez que se debe aceptar las recomendaciones que la CMR (Comisión Mundial de Represas), organismo creado por el propio Banco Mundial y la UICN (Unión Mundial para la Naturaleza), emite, a través de importantísimos documentos que se pueden consultar, inclusive en Internet.

Es difícil comprender porqué los responsables de estas cuestiones, a nivel gubernamental, en Argentina, no ponen esta información en manos de la población.

Garabí sería la primera hidroeléctrica entre Brasil y Argentina. Ya hay cinco represas en la cuenca del Uruguay. Foto Proteger.

El primer acuerdo binacional acerca del potencial hidroeléctrico del río Uruguay del que nació el proyecto Garabí fue firmado por Agua y Energía Eléctrica de Argentina y Centrais Elétricas Brasileiras S.A. -Electrobras- de Brasil en 1972.

La denominación del emplazamiento de la mega represa hidroeléctrica en la provincia de Corrientes y Misiones, no coincide exactamente con la ubicación de las localidades de Garabí o de Garruchos.
Lo que ocurrió es que cuando comenzaron los estudios preliminares en el año 1974, los técnicos detectaron a simple vista y por las características topográficas que el lugar más adecuado estaba más arriba de la localidad de Garruchos.
Al poco tiempo comenzaron los estudios geológicos en ese sitio y mediante una batimetría, que es una medición para definir el lecho del cauce de los ríos, detectaron una falla geológica que los especialistas denominaron "Olla de Garruchos".
Se trata de una falla natural que tiene un diámetro de 100 metros aproximadamente y que se prolonga a una profundidad de nivel cero (punto referencial o patrón de nivel en la Argentina) lo que imposibilitaba la realización de la obra de ingeniería por los eventuales riesgos de estabilidad de la misma.
Por eso optaron por buscar otro lugar cercano, ubicado seis kilómetros aguas abajo de la localidad de Garruchos y aguas arriba de la desembocadura del arroyo Garabí, que lleva esta denominación.

Pero el proyecto fue modificado, y ahora plantea en vez de uno, dos nuevos embalses. La primera obra, según el proyecto original de Garabí, tenia una presa de más del doble de altura y daba origen a un embalse de 81.000 Ha. La central Santa María, en el Departamento de Concepción de la Sierra, Misiones, y la central Garabí, en Corrientes, contemplan la construcción de dos centrales hidroeléctricas de pasada en reemplazo del proyecto existente de construir una central de 1.800 MW en Garabí, a cota 94 metros.

A principios del 2003 surgió esta alternativa, la consultora Cenec-Denison presentó el denominado proyecto Garabí XXI, que contempla la construcción de dos centrales hidroeléctricas de pasada en Garabí y en Santa María (Garabí a cota 74 y Santa María cota 94), en reemplazo del proyecto de 1988, que preveía la construcción de una única central en Garabí. Este es el proyecto que estaría reclamando el Gobierno de Misiones, sin consultar con su población.

Santa María, a cota 94 metros con 800 MW de Potencia Instalada (PI) y 3.800 GWh/año de Energía Media Anual (EMA), estará ubicada a la altura de la población de Santa María. Aproximadamente a 50 Km aguas abajo se ubicará el segundo cierre, a cota 74 metros. con 800 MW de Potencia Instalada y 3.800 GWh/año de EMA, localizado a 7 km de la población de Garruchos.

La construcción de estas dos presas, producen un salto útil del orden de los 19 metros cada una, dando origen a embalses de 11.000 Ha y 20.000 Ha de superficie, respectivamente, lo que producirá una inundación similar a las producidas por las crecidas registradas. Con la concreción del nuevo proyecto, se obtiene una reducción de 50.000 Ha respecto del área inundada por el proyecto original.

Pero Ebisa, la empresa nacional mixta, planteó una hipótesis diferente analizando un proyecto alternativo de Garabí a cota 82,5, con la combinación complementaria de las alternativas de San Javier a cota 125 con la inundación de 65.900 hectáreas, o las de Once vueltas, Puerto Rosario o Roncador a cotas 129, con 64.200, 61.200 y 54.500 hectáreas afectadas, respectivamente.

Las ciudades más cercanas a los emplazamientos que se discuten son: Apóstoles (29 kilómetros), Gobernador Virasoro (39 kilómetros) y Sao Borja (57 kilómetros) y Sao Nicolau (36 kilómetros) en Brasil.

En el Proyecto Represa Hidroeléctrica Garabí “Estructura poblacional y social, Patrimonio cultural y turístico”, uno de los informes del documento elaborado por la UNaM, y que el Gobierno de la Provincia de Misiones niega conocer, se explicita, según el matutino que publicara parte de él, que “la estimación del área afectada por la represa arroja una cifra de aproximadamente 32.304 hectáreas o 323 kilómetros cuadrados para Misiones, o sea el 1,05% de sus 3.074.038 kilómetros cuadrados; este total de afectación se distribuye en 15.336 hectáreas en el departamento de Apóstoles, 12.139 en Concepción de la Sierra, y 4.779 en San Javier, con unas escasas 54 hectáreas en el departamento de Oberá”. Asimismo se informa que la población que deberá ser relocalizada oscila entre las 15 mil y las 20 mil personas.

Según este informe, los asentamientos que serán totalmente afectados - desaparecerán por completo- son: Puerto Azara, Puerto Concepción, Puerto San Lucas, Puerto San Isidro, Puerto Itacaruaré, Isla Itacaruaré, Puerto Blanes, Puerto Sara y Puerto Rosario”.
San Javier es el núcleo urbano más importante entre los afectados por el embalse y el que recibirá un impacto mayor en cuanto a la cantidad de personas, viviendas, infraestructura y equipamiento que deberá relocalizarse, de acuerdo a este informe.

Se debe resaltar que los primeros estudios sobre el aprovechamiento del río Uruguay, en el tramo contiguo entre la Argentina y el Brasil, fueron ejecutados, a un nivel de inventario, a partir del año 1972. En un principio fueron identificados 22 emplazamientos, de los cuales se seleccionó un esquema constituido por tres saltos, avanzándose con los estudios hasta un nivel de prefactibilidad.

El criterio de selección de alternativas fue la maximización de la energía generada, con el remanso del embalse superior alcanzando la sección de descarga del río Pepirí Guazú, en el comienzo del tramo compartido entre Argentina y Brasil, y con el eje inferior lo más cercano posible a la descarga del río Quareim, en la frontera entre Brasil y Uruguay.

Teniendo en cuenta que aguas abajo de Barra Concepción, vecina a los ejes Garabí y Garruchos, el río Uruguay presenta características de río de llanura con pendientes reducidas, márgenes de escasa altura y descargas de afluentes en zonas bajas con extensos bañados, y que en cambio el tramo superior discurre encajonado, con mayor pendiente y varios saltos y rápidos, la zona de Garabí y Garruchos constituyó un cierre común a todas las alternativas de aprovechamiento del tramo limítrofe entre Argentina y Brasil.

En el tramo inferior fueron identificadas siete trazas, y se seleccionó el cierre San Pedro, el más cercano al límite inferior del tramo, con cota de embalse tal que el remanso llegara hasta la zona de cambio de pendiente media del río, en Garruchos.

Se descartó la posibilidad de fraccionar el salto en el trecho inferior debido a su escasa magnitud, aproximadamente 15 metros, y porque las crecidas máximas podrían superar el coronamiento de las obras.

Luego se identificaron once trazas alternativas con posibilidades de embalsar hasta la cota superior del tramo, con límite inferior en el eje Roncador, en tanto que en el tramo intermedio se identificaron cuatro posibles trazas.

En pasos sucesivos de selección, se compararon distintas alternativas, constituidas por tres o cuatro saltos, todas ellas con los ejes San Pedro y Garabí - Garruchos fijos (San Pedro - Garabí/Garruchos - Roncador/Panambí, San Pedro - Garabí/Garruchos - Alba Posse, San Pedro - Garabí/Garruchos - San Javier - El Soberbio, San Pedro - Garabí/Garruchos - Pratos, San Pedro - Garabí/Garruchos - Roncador/Panambí - El Soberbio).

Entre las once trazas alternativas con posibilidades de embalsar hasta la cota superior del tramo y las cuatro del tramo intermedio, la aplicación del criterio de maximización de energía llevó a que resultara seleccionado, además de los ya mencionados San Pedro y Garabí/Garruchos, un solo cierre adicional (Roncador) que era el eje más alejado con posibilidades de alcanzar con el remanso el límite superior.

El esquema final, adoptado como óptimo, estaba constituido entonces, desde aguas abajo, por los emplazamientos de San Pedro a cota 52 m, Garabí a cota 94 m y Panambí/Roncador a cota 164 metros.
Además, la presa en Panambí/Roncador eliminaba los saltos del Moconá, impactando, a la vez, sobre el hábitat natural de ciertas especies de aves, consideradas únicas por los biólogos.

SALTOS DEL MOCONÁ (Argentina-Brasil)

Con posterioridad a los estudios de prefactibilidad se avanzó en el estudio del emplazamiento de Garabí que alcanzó en el año 1977 un nivel de factibilidad técnico - económica para, finalmente, en el lapso 1981/86, llegar al proyecto ejecutivo que, en adelante, se denominó Proyecto Original.
Los estudios geotécnicos correspondientes al emplazamiento Garabí están completos y las condiciones de la fundación son los que denominan “aceptables para una presa”, que si bien es rígida y de mayor peso unitario, está sometida a una carga hidráulica sensiblemente menor.

Esta situación no es la misma para la presa de Santa María donde las investigaciones geológicas han sido sólo de superficie y a un nivel regional, sin ejecutarse perforaciones ni estudios geotécnicos, como las técnicas de georadar, geoeléctrica, o geosísmica, entre otras.

Se indica que ambos cierres estarán provistos de esclusas de navegación y estructuras de transferencias de peces, pero no se disponen datos relativos a su diseño, ni de la barcaza tipo prevista para cruzar la esclusa. En los presupuestos analizados no se han incluido ninguna de las dos estructuras.

Desde el Gobierno brasileño se ha decidido avanzar a cualquier precio en materia energética con Garabí y Baixo Iguaçú, que afectaría el cauce del río Iguazú y por ende las Cataratas. Da la impresión de que si por Brasil fuera Misiones se llenaría de represas.

Cuando se analiza los impactos ambientales y sociales de una mega represa hay que considerar lo siguiente:

Los proyectos de las represas grandes causan cambios ambientales irreversibles en un área geográfica grande, y, por lo tanto, tienen el potencial para causar impactos importantes.

A pesar de ello el Banco Mundial, uno de las mayores entidades financieras de estas grandes infraestructuras, ha vuelto a impulsar su construcción. Y ello, como recuerda World Watch, a pesar de que en los años 90 recortara drásticamente sus créditos debido a que los proyectos ofrecieron una rentabilidad inferior a la planificada y a la corrupción que acababan generando.

Asimismo, los responsables de este Instituto matizan que no se trata de una fuente de energía estrictamente renovable, pues los sedimentos, que colmatan y acortan la vida de los embalses, y la evaporación, sobre todo en las regiones cálidas, reducen la generación de electricidad.

Por su parte, otros expertos añaden que los grandes reservorios de agua pueden alterar la actividad tectónica, aunque reconocen que la probabilidad de que produzcan actividad sísmica es difícil de predecir.

Según el Instituto World Watch, la construcción de grandes embalses sumerge tierras cultivables y desplaza a los habitantes de las zonas anegadas, altera el territorio, reduce la biodiversidad, dificulta la emigración de los peces, la navegación fluvial y el transporte de elementos nutritivos aguas abajo, disminuye el caudal de los ríos, modifica el nivel de las capas freáticas, la composición del agua embalsada y el microclima, y conlleva el riesgo de enfermedades en la zona. En Brasil, el brote de dengue fue asociado con las represas del río Paraná.

Según el World Watch, el impacto de estas obras hidráulicas podría ser evitado en gran parte con una política de decidido aumento de la eficiencia energética y del uso del agua, de supresión de las subvenciones o las tarifas artificialmente bajas.

En Brasil, se pretende edificar antes de 2020 un total de 297 presas, 78 de ellas en la Amazonia, anegando una superficie forestal que supera en extensión a Andalucía y desplazando a varios miles de personas.

Los defensores de estas grandes infraestructuras sostienen que se puede, en algunos casos, evitar o reducir los costes ambientales y sociales a un nivel aceptable, mediante la correcta evaluación de su impacto ambiental y la consecuente aplicación de las medidas correctoras.

Pero, sobre todo, ha aumentado la crítica a estos proyectos durante las últimas décadas. Los críticos más severos reclaman que, como los beneficios valen menos que los costos sociales, ambientales y económicos, es injustificable construir represas grandes. Otros sostienen que se puede, en algunos casos, evitar o reducir los costos ambientales y sociales a un nivel aceptable, al evaluar cuidadosamente los problemas potenciales y la implementación de las medidas correctivas.

¿Sabemos, los habitantes de la región que afectarían las mega represas de Garabí y Roncador? ¿Sabemos si los impactos hacen injustificable o aceptable las represas? No lo sabemos, porque ni estamos siendo informados ni estamos participando en ningún debate público al respecto. Todo se hace a nuestras espaldas, entre poquísima gente que se arroga el derecho de decidir por todos los demás. Deberíamos exigir que se tenga en cuenta a la gente, al pueblo, antes de que sea demasiado tarde. Y esto, por sobre todas las cosas, es responsabilidad de los gobiernos provinciales de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires, provincias directamente afectadas por cualquier mega represa que se pretenda construir en los cursos de los ríos Uruguay y Paraná.

El área de influencia de una represa se extiende desde los límites superiores de captación del reservorio hasta el estero, la costa y el mar. Incluye la cuenca hidrográfica y el valle del río aguas abajo de la represa. Esto quiere decir que, en el caso de Argentina, Garabí afecta a las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires.

¿Sabemos las consecuencias que tendrá Garabi, y luego Roncador, sobre la ya mega represa de Salto Grande?

Están proyectadas otras dos represas argentino-brasileñas en el mismo curso de agua: San Pedro y Roncador. El río Uruguai (como se escribe en portugués) nace en Brasil y desemboca en el Río de la Plata. Su cauce es límite natural entre este país y Argentina, y entre ésta y Uruguay. En su primer tramo, existen cuatro centrales hidroeléctricas (Itá, Machadinho, Passo Fundo y Barra Grande) y aguas abajo está Salto Grande, la central argentino-uruguaya.

"Necesitamos una política de manejo de recursos hídricos entre Argentina, Brasil y Uruguay. Lo advertimos cuando las Cataratas del Iguazú se secaron en junio de 2006", declaro un funcionario de Salto Grande.

Brasil había cerrado las compuertas de varias represas sobre el río Iguazú y el descenso del caudal dejó al descubierto las paredes de basalto de las imponentes cataratas que comparte con Argentina.

Una muestra de lo que puede ocurrir cuando escasean las lluvias lo ofrece hoy Salto Grande. Según su Comisión Técnica Mixta, a mediados de noviembre del 2008 la energía suministrada era superior a 42.000 megavatios/hora (MWh) y en diciembre había bajado a 8.975 MWh.

"Argentina y Uruguay acordaron usar ahora muy poco la energía de la represa, por eso están en funciones sólo tres de las 14 turbinas" de Salto Grande, explicó a Tierramérica el ingeniero Enrique Topolansky, presidente de la delegación uruguaya de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.

"La idea es almacenar agua para después de Semana Santa, por eso aguas abajo casi no tenemos caudal", admitió. ¿Qué pasará con el caudal del Uruguay con dos nuevas mega represas?

"Mientras se habla de construir Garabí, la central (hidroeléctrica argentino-uruguaya) de Salto Grande en el mismo río apenas funciona por falta de agua", dijo a Tierramérica Jorge Cappato, de la Fundación Proteger de Argentina.

"Entre las represas que existen y las proyectadas, en pocos años el río Uruguay se convertirá en un conjunto de estanques. Se inundarán saltos, humedales y bosques, disminuirá la biodiversidad y la calidad del agua", pronosticó.

En épocas de sequía o lluvias escasas los embalses acumularán agua y se extremarán las bajantes. "Vamos a cruzar el río a pie", dijo Cappato, coordinador del Comité Argentino de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).

La represa de Garabí consolidará un modelo de desarrollo no-sustentable, funcional al traslado de mega industrias sucias como las plantas de celulosas y otras a la cuenca del Uruguay, escenario fuertemente resistido por nuestras comunidades del litoral, como es el ejemplo del sur de Entre Ríos y Gualeguaychú.

Si bien existen efectos ambientales directos de la construcción de una represa (p.ej, problemas con el polvo, la erosión, el movimiento de tierras), los impactos mayores provienen del embalse del agua, la inundación de la tierra para formar el reservorio y la alteración del caudal del agua, más abajo. Estos efectos tienen impactos directos para los suelos, la vegetación, la fauna y las tierras silvestres, la pesca, el clima, y, especialmente, para las poblaciones humanas del área.

Las represas constituyen una de las principales causas directas e indirectas de pérdida de millones de hectáreas de bosques y muchas de ellas abandonadas bajo el agua y en descomposición. De ahí que todas las represas emiten gases de efecto invernadero que aportan al calentamiento global por la descomposición y putrefacción de la biomasa.

Los efectos indirectos de la represa, que, a veces, pueden ser peores que los directos, se relacionan con la construcción, mantenimiento y funcionamiento de la misma (p. Ej. Los caminos de acceso, campamentos de construcción, líneas de transmisión de la electricidad) y el desarrollo de las actividades agrícolas, industriales o municipales, fomentadas por la represa.

Además de los efectos ambientales directos e indirectos de la construcción de la represa, deberán ser considerados los efectos que el medio ambiente produce en la represa. Los principales factores ambientales que afectan el funcionamiento y la vida de la represa son causados por el uso de la tierra, el agua y los otros recursos del área de captación encima del reservorio (p.ej. la agricultura, la colonización, el desmonte, etc.) y éste puede causar mayor acumulación de limos y cambios en la calidad del agua del reservorio y del río, aguas abajo.

a) Efectos hidrológicos.

Al represar un río y crear una laguna, se cambia profundamente la hidrología y limnología del sistema fluvial. Se producen cambios dramáticos en el flujo, la calidad, cantidad y uso del agua, los organismos bióticos y la sedimentación de la cuenca del río.

La descomposición de la materia orgánica (por ejemplo, los árboles), de las tierras inundadas enriquece los alimentos del reservorio. Los fertilizantes empleados aguas arriba se suman a los alimentos que se acumulan y se reciclan en el reservorio. Esto soporta no solamente la pesca, sino también el crecimiento de las hierbas acuáticas, como nenúfares y jacintos de agua. Las esteras de hierbas y algas pueden constituir molestias costosas, si obstruyen las salidas de la represa y los canales de riego, destruyen la pesca, limitan la recreación, aumentan los cotos de tratamiento del agua, impiden la navegación y aumentan substancialmente las pérdidas de agua a causa de la transpiración.

Mega impacto por transporte y acumulación de contaminantes y otros materiales. El segundo mega impacto se refiere a los notables fenómenos de transporte, retención, retraso y acumulación de contaminantes microbiológicos, orgánicos e inorgánicos, incluidos los sedimentos; cada lago artificial configura una sopa con situaciones poco predecibles en materia de contaminación, generación o propagación de enfermedades, afectación de la biota y entarquinamiento (acumulación de sedimentos).

Si el terreno inundado, tiene muchos árboles y no se limpia adecuadamente antes de inundarlo, la descomposición de esta vegetación agotará los niveles de oxígeno en el agua. Esto afecta la vida acuática, y puede causar grandes pérdidas de pescado. Los productos de la descomposición anaeróbica incluyen el sulfuro de hidrógeno, que es nocivo para los organismos acuáticos y corroe las turbinas de la represa, y el metano, que es un gas de invernadero. El dióxido de carbono, el gas principal que se produce, también exacerba los riesgos de invernadero.

Las partículas suspendidas que trae el río se asientan en el reservorio, limitando su capacidad de almacenamiento y su vida útil, privando el río de los sedimentos, aguas abajo. Muchas áreas agrícolas de los terrenos aluviales han dependido siempre de los limos ricos en alimentos para sostener su productividad. Como el sedimento ya no se deposita, aguas abajo, en el terreno aluvial, esta pérdida de alimentos deberá ser compensada mediante insumos de fertilizantes, para mantener la productividad agrícola. La liberación de las aguas libres de sedimentos, relativamente, puede lavar los lechos, aguas abajo.

La vida microscópica de un río es profundamente alterada por la acumulación de biocidas, residuos químicos y cloacales, por lo que éste pierde su capacidad de auto depuración, dando origen a aguas nefastas para la vida. Este fenómeno es ya muy notable frente a las ciudades de Posadas y Encarnación, sobre el lago que la mega represa de Yacyretá provocó en el antiguamente bravío Paraná.

No sólo desaparecerán especies de porte de los ecosistemas -por ejemplo vertebrados y plantas vasculares- sino también organismos pequeños y microorganismos. Habrá muerte directa de poblaciones completas, en particular de hongos, plantas y animales. La represa en Paraná Medio produjo un inmenso desierto biológico al eliminar las especies vivas y poblaciones que le conferían alta biodiversidad. Este desierto acuático que reemplazaría al antiguo y eficiente sistema de ecotonos, agregará un nuevo filtro al pasaje de especies y genes autóctonos. Las corrientes vivas que suben y descienden por el Uruguay se verán gravemente interrumpidas.

Mega impactos por la lenificación de flujo de agua. Este impacto escaso o nulamente considerado, consiste en la lentificación del paso de agua.

La represa agravará la contaminación del agua y sus efectos al "lentificar" el agua, reducir la oxigenación general y "congelar" transitoriamente un sistema adaptado al movimiento complejo; agravaría la eutrofización cultural actual y generaría un nuevo centro de eutrofización lenítica o de "lago de llanura '. Se agravaría la generación de depósitos de fósforo y nitrógeno y proliferarían ampliamente bacterias verde azuladas y micrófitos flotantes.

Los efectos adicionales de los cambios en la hidrología de la cuenca del río, incluyen variaciones en el nivel freático, aguas arriba y abajo del reservorio, y problemas de salinización; estos tienen impactos ambientales directos y afectan a los usuarios aguas abajo.

Los Saltos del Moconá, un cañón por el que caen las aguas a lo largo de tres kilómetros, podrían quedar sepultados por la cola del embalse. Ya ocurrió con las caudalosas Sete Quedas (siete cascadas) desaparecidas por la represa de Itaipú sobre el río Paraná.

Saltos de Moconá, sobre el río Uruguay, entre Brasil y Argentina, Misiones. El embalse de Garabí podría sepultarlos. Foto: A.Becker.


Los constructores de represas intentan presentar como nefastos tanto a la inundación como a los suelos bajos anegadizos, que pretenden rescatar y drenar para la actividad humana. Ignorando que los desoves de los peces se hacen en estos ambientes.

La deforestación desmesurada originará la dilución y lavado de las tierras por acción de las lluvias torrenciales, las que son transportadas a los ríos, acelerando enormemente la colmatación o llenado de los embalses de las represas y disminuyendo en la misma medida su vida útil.

Un impacto ambiental que las represas y gobiernos omiten considerar es el de las mega islas que terminan ocupando las actuales masas de agua lenta o lagos de las represas. Dada la carga sedimentaria del sistema Uruguay, el destino final de los actuales embalses es su entarquinado y colmatación.

Los embalses de las grandes represas alteran también las aguas subterráneas elevando las napas. Y en el caso del río Uruguay, por acción de fallas transversales, se podrían afectar hasta zonas muy alejadas del río.

b) Temas sociales.

A menudo, la gente de ciudad, los intereses agrícolas y las personas que viven lejos, disfrutan de los beneficios de las represas, pero los que soportan la mayor parte de los costos ambientales y sociales, se benefician en un grado menor, o no se benefician, a saber: los habitantes del área inundada por el reservorio, y los que viven en los terrenos aluviales. Al llenar el reservorio, se produce el desplazamiento involuntario de cientos de miles de personas (en algunos proyectos), requiriendo un reajuste social profundo, no solamente de parte de ello, sino también, de la gente ya establecida en las áreas de reasentamiento. En el caso de Garabí estaríamos hablando de entre 15 y 20 mil personas. Para las personas que permanecen en la cuenca del río, a menudo se restringe el acceso al agua, la tierra y los recursos bióticos. Se interrumpe la pesca artesanal y la agricultura tradicional de los terrenos aluviales, a causa de los cambios en el caudal y la reducción en el asentamiento de limos. Los terrenos aluviales de muchos ríos tropicales son áreas enormes de gran importancia para la población humana y la de los animales; al reducirse los terrenos aluviales, debe haber un cambio en el uso de la tierra, si no las poblaciones se verán obligadas a cambiarse de sitio. Entre los efectos más preocupantes figura la generación y expansión de enfermedades. Uno de los riesgos es la posible expansión de la esquistosomiasis, producida por un gusano parásito (Schistosoma mansoni). Esta enfermedad una vez instalada es muy difícil erradicar. La esquistosomiasis, además de afectar negativamente el funcionamiento orgánico, anula la fuerza de trabajo de las personas enfermas. Al aumentar las enfermedades relacionadas con el agua (p.ej. la malaria, la esquistosomiasis, la oncocerciasis) la situación sanitaria de las poblaciones locales pasa a ser muy precaria.

En la década de los 90 la Universidad de Helsinki estudió el mercurio en embalses tropicales. La concentración de mercurio era siete veces mayor en las personas que comían pescado.

Las represas en regiones tropicales producen un exceso de maleza acuática y de cianobacterias tóxicas. También la actividad minera cerca de los embalses elevan los niveles de mercurio en los peces que se convierte en metilmercurio que afecta al sistema nervioso central. Actualmente se están realizando prospecciones en busca de yacimientos minerales en varios lugares próximos a los ríos Uruguay y Paraná. Son minas potenciales. El mercurio podría estar a la vuelta de la esquina. Además, por lo general, los residuos humanos, las aguas negras de los poblados vecinos van a dar a los embalses que tienen poco movimiento de sus aguas.

Las consecuencias son: problemas de la salud, agobiamiento de los servicios públicos, competencia por los recursos, conflictos sociales e impactos ambientales negativos para la cuenca, el reservorio y el valle del río aguas abajo.

Estos impactos ambientales pueden incluso derivarse en violaciones de derechos humanos, como a la vida, a la salud, a la cultura, al disfrute de un ambiente sano, a la propiedad (privada y colectiva) y a obtener una compensación justa. Además, si los procesos de decisión no son participativos y transparentes, pueden también desconocerse el derecho a la información, al acceso a la justicia y a la consulta. Incluso ha habido casos en que las comunidades han sido amenazadas y hostigadas debido a las presiones para construir las obras, lo que puede implicar afectaciones a la libertad, al debido proceso y a las garantías judiciales. Se agrava aún más la situación debido a que las comunidades afectadas son generalmente minorías, personas de bajos ingresos y en general en situación de vulnerabilidad, a quienes les es casi imposible la defensa de sus derechos.

La negativa a la transparencia informativa por parte de las empresas y gobiernos interesados en construir Garabí y Roncador son ya violaciones a los derechos humanos.

Estas mega obras son, demasiado a menudo, espacios de mega corrupciones.

El promedio de excesos de costos en grandes represas es de un 56% más del calculado inicialmente. Las financiadas por el BM oscilan entre un 27 y 39% más; los del BID en un 45% más y en América Latina el promedio es de un 53% más a los presupuestados originalmente. Así se endeudaron a los pueblos y se enriquecieron a los corruptos. Por ejemplo, con la represa Yacyretá en Argentina y Paraguay, el dinero robado en corrupción fue de más de 6 mil millones de dólares.

El 25% de las represas lograron objetivos inferiores a los planificados en cuanto a costos de capital. El 75% presentaron costos superiores a lo presupuestado. “(...) las oportunidades de corrupción que brindaban las represas con proyectos de infraestructura a gran escala distorsionó más la toma de decisiones, la planificación y la implementación”.

La Base de Conocimiento de la CMR (Comisión Mundial de Represas, organismo de la UICN y el Banco Mundial) ofrece muchos ejemplos del fracaso de proponentes de proyectos, contratistas y operadores en cumplir compromisos, ya explícitos (acuerdos y contratos específicos del proyecto) ya implícitos (políticas, leyes, regulaciones y directrices aplicables)”.

La presa Itaipú en Brasil y Paraguay tuvo un costo de 16.600 millones de dólares en 1990 cuando la deuda externa de Paraguay era de 1.700 millones de dólares. La presa Itaparica en Brasil desplazó a 40 mil personas, y 10 años después sólo había concluido el 35% de la represa pese a dos préstamos del BM por 232 millones de dólares. Más del 40% de la deuda externa del Brasil fue producto de las inversiones del sector eléctrico.

La contaminación del agua en la represa Belem en Brasil generó 300.000 toneladas de carbono expuestos que produjo espuma tóxica y mató a fauna y flora. Durante una visita a Chile en 1998, James Wolfensohn, Presidente del BM, admitió que el apoyo del Banco a la represa Pangue había sido un error, y que el Banco había hecho “un mal trabajo” durante la evaluación del impacto ambiental del proyecto, puesto que la población pehuenche que vive en la zona no fue consultada. Además de un impresionante impacto ambiental de un proyecto insustentable. Pero también la pérdida de biodiversidad por las represas se observa en Honduras, Costa Rica, Guatemala y México.

Quienes defienden las represas hidroeléctricas argumentan que es una fuente limpia de energía. Esto no es así. Las represas constituyen una de las principales causas directas e indirectas de pérdida de millones de hectáreas de bosques y muchas de ellas abandonadas bajo el agua y en descomposición. De ahí que todas las represas emiten gases de efecto invernadero que aportan al calentamiento global por la descomposición y putrefacción de la biomasa que emite grandes volúmenes de dióxido de carbono y de metano, los dos gases del efecto invernadero más importantes. Por otro lado, el río también va arrastrando más sedimentos orgánicos al embalse aumentando la biomasa en putrefacción. Sin embargo, las represas poco profundas en zonas tropicales cálidas tienen más probabilidad de ser emisoras importantes de gases de efecto invernadero que las profundas en zonas boreales.

La construcción de represas atrae personal externo a la comunidad lo que genera la importación de prostitución y enfermedades de transmisión sexual que se agudiza con la presencia de la policía o el ejército que custodia el proyecto. El paludismo se extendió alrededor de la represa Itaipú; y las fiebres y la malaria se difundieron con mayor rapidez en las represas Sardr Sarovar y Upper Krisna en la India, en Brasil y en otros países de África donde la malaria es la principal causa de muerte. Por lo menos unas 40,000 personas que viven en la cuenca de la Amazonía han sufrido de picazón en los pies y otros impactos en la salud debido a la descarga de aguas sucias de la presa Tucuruí. Con la represa Tocantins se registraron muchos problemas estomacales donde se registraron muchos niños fallecidos luego de beber agua.

Entre otras enfermedades que se asocian con la construcción de las represas están: disentería, diarreas, desnutrición, proliferación inusual de mosquitos, viruela, erupciones en la piel, infecciones vaginales, cáncer, tuberculosis, sífilis, fiebre amarilla, dengue y leishmaniasis. Aunque hay muchas opiniones contrarias, entre los posibles impactos que generan las líneas de transmisión de energía de alta tensión están las malformaciones físicas al nacer; el aumento de cáncer y leucemia en niños, los tumores cerebrales o problemas en el sistema nervioso.

Los mosquitos de los géneros anopheles y aedes, potenciales transmisores del paludismo el primero y de fiebre amarilla y dengue el segundo, encontrarán también incrementados los ambientes aptos para su cría. En cuanto a los moluscos de importancia sanitaria, se han encontrado en el área los planorbideos biomphalaria tenagophila y limnas columella potenciales transmisores del schitosoma mansoni el primero y de fasciola hepática el segundo.

La eventual realización de la represa perjudicaría a pescadores, por que modificaría el desplazamiento natural de los peces aguas arribas para desovar o aguas abajo para alimentarse.

Según el citado documento universitario sobre Garabí, en el sector del mismo dedicado a las consecuencias sociales de la mega represa se afirma que “el reasentamiento involuntario puede tener consecuencias traumáticas para la vida de aquellos que viven en la zona de influencia del proyecto. Constituye una ruptura repentina de la continuidad del tejido social y puede tener como resultado el empobrecimiento de la población reubicada. Los cambios que causa se pueden distinguir de los procesos de desarrollo normales ya que desbarata los patrones de asentamiento y las formas de producción, desorganiza las redes sociales y reduce la sensación de control sobre su vida que tiene la gente”.

c) Pesca y fauna.

Como se dijo anteriormente, la pesca, usualmente, se deteriora, debido a los cambios en el caudal o temperatura del río, la degradación de la calidad del agua, la pérdida de los sitios de desove y las barreras que impiden la migración de los peces. Sin embargo, se crean recursos de pesca en el reservorio, que, a veces, resultan más productivos que los que hubieron, anteriormente, en el río.

En los ríos que tienen esteros, biológicamente productivos, los peces y moluscos sufren debido a los cambios en el flujo y la calidad del agua. Las variaciones en el caudal de agua dulce, y por tanto, en la salinidad del estero, cambia la distribución de las especies y los modelos de reproducción de los peces. Las variaciones en la cantidad de alimentos y el deterioro en la calidad del agua del río, pueden tener efectos profundos para la productividad del estero. Estos cambios pueden tener resultados importantes para las especies que se alimentan o pasan parte de su ciclo vitalicio en el estero, o que son influenciadas por los cambios en la calidad de las áreas costaneras.

El mayor impacto para la fauna se originará en la pérdida de hábitat, que ocurre al llenar el reservorio y producirse los cambios en el uso del terreno de la cuenca. Pueden afectar los modelos de migración de la fauna, debido al reservorio y el desarrollo que se relaciona con éste. La fauna y las aves acuáticas, los reptiles y los anfibios no pueden prosperar gracias al reservorio.

La fauna regional afectada al proyecto está integrada por especies chaqueñas y paranaenses. Algunos mamíferos están en vías de extinción regional, entre ellos el yaguareté, tapir, chancho del monte, ciervo de los pantanos y ciervo de las pampas; otros mamíferos presentes en el área son: zorro pampa, puma, zorrino común, mulita chica, etc; las aves son abundantes, entre ellas, el ñandú, inambúes, chuña patas rojas, el amenazado tordo amarillo y la cachirla dorada.

Las represas y los trasvases son la principal razón del por qué el 33% de las especies de peces de agua dulce del mundo se han extinguido, están en peligro de extinción o son vulnerables. El porcentaje aumenta en países cuyos ríos han sido altamente represados -casi un 75% en Alemania-. Un significativo pero desconocido porcentaje de mariscos, anfibios y especies de plantas y aves que dependen del hábitat de agua dulce también están extintos o en peligro de extinción.

d) Manejo de la cuenca hidrográfica.

Es un fenómeno común, el aumento de presión sobre las áreas altas encima de la represa, como resultado del reasentamiento de la gente de las áreas inundadas y la afluencia incontrolada de los recién llegados al área. Se produce degradación ambiental, y la calidad del agua se deteriora, y las tasas de sedimentación del reservorio aumentan, como resultado del desbroce del bosque para agricultura, la presión sobre los pastos, el uso del terreno de la cuenca baja afecta la calidad y cantidad del agua que ingresa al río. Por eso es esencial que los proyectos de las represas sean planificadas y manejados considerando el contexto global de la cuenca del río y los planes regionales de desarrollo, incluyendo, tanto las áreas superiores de captación sobre la represa y los terrenos aluviales, como las áreas de la cuenca hidrográfica aguas abajo, y no solamente lo inmediato a la presa. ¿Se está haciendo esto con Garabí? Todo nos hace suponer que no. No tienen estado público estudios y planificaciones sobre esto.

e) Impactos durante la construcción.

La construcción de una presa puede durar varios años, en media 5 a 6 años, aunque en TODOS los casos se hablan de “pocos años”. Las situaciones que se dan durante la construcción son totalmente diferentes a las que se tendrán una vez terminada la presa y puesta en operación.

Campamentos de obras y viviendas para los obreros. Generalmente las presas se construyen en lugares bastante apartados, de manera que el traslado diario de los obreros puede ser un problema que induce a la empresa constructora de la presa a construir una villa para alojarlos en las proximidades de la obra. Considerando que el número de obreros puede alcanzar varios cientos, el campamento provisional, con una vida útil de 5 a 6 años muy rara vez planificado adecuadamente, considerando todos los servicios básicos. El impacto ambiental del campamento debe ser estudiado en detalle, a fin de analizar las medidas de mitigación de dichos impactos.

Con relación a las villas para los trabajadores, existen dos posiciones antagónicas, la primera considera la construcción de un pequeño pueblo, fuera del área de inundación del lago, para ser utilizada en forma permanente, primero por los obreros y luego por la población local que debe ser reasentada; la segunda corriente, más reciente que la anterior, considera la construcción de la villa de los trabajadores en una cota inferior a la cota del embalse, de manera que esta será totalmente destruida al llenarse el embalse.

Las dos concepciones tienen ventajas e inconvenientes. La decisión debe ser tomada consultando a las autoridades y población locales y tomando en cuenta los planes de desarrollo locales y regionales. Preguntándonos, siempre, si estos planes son “sustentables”. Y que tiene que ver la mega represa con esta tipo de desarrollo.

Parque de estacionamiento y mantenimiento de la maquinaria pesada. Esta área es crítica, pues en este lugar se pueden producir vertimientos de aceite lubricante que puede contaminar el suelo si no se tomas las debidas precauciones. De ninguna manera, deben dejarse depósitos de aceites servidos en áreas que han de ser inundadas pues estas llegaran a contaminar el freático.

Canteras. Las canteras de material terreo, piedra, o arena, eventualmente se encuentran alejadas del lugar donde se ha de construir la presa. Sin embargo debe darse prioridad, caso existan, a las canteras que se encuentran en el valle que ha de ser inundado.

d) Programa de llenado del embalse.

El llenado del embalse es un momento crítico en la vida útil de este, y tiene que ser afrontado en una forma planificada. Los aspectos que deben considerarse en la planificación de la operación de llenado son:

  • Limpieza del terreno que ha de ser inundado;
  • Retiro de material de interés arqueológico, histórico, cultural;
  • Garantizar aguas abajo de la presa por lo menos el caudal ecológico;
  • Programa de salvamento de animales que pudieran quedar atrapados en las islas temporales que se van creando;
  • Programa de información a la población de la zona sobre el llenado y sus consecuencias.

Limpieza del terreno. Debe considerarse que la vegetación existente en el valle que ha de ser inundado morirá, se descompondrá y por lo tanto generará una demanda bioquímica de oxigeno muy elevada, lo que podría perjudicar la calidad del agua del embase por varios años.

Retiro de material de interés. Esta actividad puede requerir una preparación de varios meses y hasta años, por lo tanto debe iniciarse oportunamente para que el llenado del embalse no se vea retrasado por esta actividad. Especial cuidado deberá ser dado a la existencia de sitios de interés afectivo para la población desplazada, como pueden ser cementerios, capillas, lugares de reunión, etc. los que deberían ser recreados en forma semejante en los locales de nuevos asentamientos.

Caudal ecológico. Se define como caudal ecológico: El agua necesaria para preservar valores ecológicos como;

  • los hábitat naturales que cobijan una riqueza de flora y fauna,
  • las funciones ambientales como dilución de poluentes,
  • amortiguación de los extremos climatológicos e hidrológicos,
  • preservación del paisaje.

La determinación del caudal ecológico de un río o arroyo se hace con base en un cuidadoso análisis de las necesidades mínimas de los ecosistemas existentes en el área de influencia de la estructura hidráulica que en alguna forma modifica el caudal natural del río o arroyo.

En el momento del cierre del desvío provisional del río, el flujo aguas debajo de la presa debe mantenerse, garantizando el caudal ecológico durante todo el periodo de llenado del embalse que puede durar varios meses. La forma de garantizar este caudal mínimo varía de caso a caso, y debe ser previsto en el diseño de la presa.

Salvamento de animales. Durante la fase del llenado se irán formando islas, las que se achicarán en la medida que el nivel se eleva. Deben preverse brigadas de rescates de animales domésticos y salvajes, como víboras, culebras, arañas, etc.

Nombramos estos últimos ítems al solo efecto de demostrar con que ligereza e irresponsabilidad se “aplaude” una mega obra y lo difícil que resulta garantizarle un “bajo impacto ecológico y social”. Quizás en la única oportunidad en que esto es posible es en el caso de las “micro”, “minis” y algunas “medianas” represas, y nunca en el caso de una mega represa (de 15 o más metros de altura).

e) Alternativas a las Mega-represas.

Existe una variedad de alternativas, como las siguientes, para el diseño y manejo de los proyectos de las represas:

  • se puede evitar o diferir la necesidad de construir la represa, reduciendo la demanda de agua o energía, aplicando medidas de conservación, mejorando la eficiencia, sustituyendo los combustibles, o restringiendo el desorganizado crecimiento regional;
  • es posible evitar la necesidad de construir una represa, cuyo propósito principal sea el riego, ampliando y/o intensificando la agricultura de los terrenos aluviales del río, o fuera de la cuenca hidrográfica;
  • se puede investigar la posibilidad de ubicar el proyecto en un río que ya tenga una represa, diversificando sus funciones, evitando hacer una nueva represa en el mismo río;
  • se debe ubicar la represa propuesta, de tal manera que solo se realice si se reducen al mínimo los impactos negativos y sociales, y se consulta, previamente, con toda la información publicada, a la población de la región afectada;
  • es posible ajustar la altura de la represa (nunca mayor a 14 metros de altura), el área inundada, el diseño y los procedimientos de operación, para reducir los impactos ambientales negativos; e,
  • instalar varias represas pequeñas en vez de una grande.

Por lo anterior, es de vital importancia que los Estados evalúen integralmente los costos y beneficios de dichos proyectos, así como las alternativas existentes, consideren la legislación vigente, incluyendo la relevante para la protección de derechos humanos. Y se haga garantizando la participación de las poblaciones afectadas.

Además, como complemento de la normativa nacional, es esencial que los Estados apliquen los mejores estándares y recomendaciones internacionales a estos proyectos. En particular, por lo menos las contenidas en el Informe Represas y Desarrollo, de la Comisión Mundial de Represas; y en caso de haber expropiaciones y reubicación involuntaria de las personas que habitan la zona, deben implementar los principios mínimos desarrollados por el Relator de las Naciones Unidas en 2006. (Pples_Eviction_Displacement_Rapporteur03-2006.pdf)

“Es importante destacar que la región tiene otros potenciales desaprovechados de generación energética que poseen menor impacto ambiental y social, como la energía eólica, las pequeñas centrales hidroeléctricas, las pequeñas cooperativas termoeléctricas, que podrían funcionar con cáscara de arroz, por ejemplo. Lo que no existe es la voluntad política de apoyar esos proyectos”, destacó Elisángela Soldatelli Paim, coordinadora de proyectos del Núcleo Amigos de la Tierra Brasil, con oficina en Porto Alegre.

Un panel asesor de especialistas internacionales de medio ambiente puede proveer la guía para un imprescindible Consejo de la Cuenca del Río Uruguay, ilustrándolo acerca de los aspectos ambientales de cualquier proyecto que surgiera y las necesidades de participación ciudadana y capacitación para hacer las cosas bien y no tener que arrepentirnos luego, como ya ocurrió con todas las mega represas realizadas en esta Región.

Dos preguntas finales podrían guiar nuestra reflexión profunda, responsable y sensata sobre el mentado proyecto de una, o más, nuevas mega represas en esta Región:

a) ¿A quiénes beneficia y a quiénes perjudica este proyecto?

b) ¿Cómo queremos que sea nuestra vida y la vida de nuestros descendientes, en Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires?

Por estas razones y muchas más que seguiremos poniendo a disposición de la ciudadanía decimos NO a Garabí!!

¡Ninguna nueva mega represa más en esta región!

Firman:

Asociación Ecologista “Cuña Piru” (Misiones)

Asociación Ecologista “Tamanduá” (Misiones)

CEMEP-ADIS, Asociación Civil (Misiones)

Fundación Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ-Argentina).

Asociación “M´biguá” (Entre Ríos), en representación de la Red Internacional Antirrepresas.

Hacia el 14 de marzo del 2010

El día mundial de acción contra las mega represas se fijó en Curitiba, Brasil, en 1997, al culminar el “Primer Encuentro Internacional de Pueblos Afectados por Represas”, en el que participan más de 50 países y cientos de organizaciones de todo el mundo. En la semana del 14 de marzo se despliegan actividades en todos los continentes reclamando por ríos libres y por la restauración de los daños sociales y ambientales ocasionados por las grandes represas. El 14 de marzo sirve para celebrar el Día Internacional a favor de los Ríos y en contra de las Presas.

El 25 de septiembre representa otro hito importante en el calendario ambiental, dado que en el año 1997 la legislatura entrerriana aprobó por unanimidad la ley provincial Nº9092/97, conocida como Ley de Libertad de los Ríos o Ley Antirrepresas, única en su tipo en el mundo.